domingo, 23 de febrero de 2014

Capitulo 4.

Mi cabeza daba vueltas... ¡Que narices esta diciendo este hombre! El timbre interrumpió mis horribles pensamientos. No me apetecía coger el autobús, prefería ir andando y meditar sobre la conversación con el profesor misterioso.


¿Elemental? O por dios, que narices está pasando. Se que es mentira pero... lo ha dicho de una manera tan convencida y, si estuviera tan loca como él, me lo hubiera tragado. ¿Y si quizás me lo estoy tragando? ¿Y si estoy tan loca cómo el? Una loca se tragaría esa teoría y si no la creyera, no estaría dándole tantas vueltas.

Cuando llegué  a mi casa vi que la puerta estaba abierta.
-Que raro... mi madre nunca deja la puerta abierta.- susurré.

Entré en casa y todo estaba completamente desordenado. ¿Qué clase de tornado había pasado por aquí? Fui a la cocina y cogí el cuchillo que usa mi padre para cortar el jamón y me aventuré a recorrer la casa como en las películas de terror.
Me temblaba todo el cuerpo y me sudaban las manos. Fui al salón y todo estaba patas arriba: los jarrones rotos, la televisión en el suelo... Todo hecho un desastre. Cada vez tenía más miedo, ¿y si hay una banda de atracadores saltando encima de mi cama?
Subí al piso de arriba y la primera habitación que revisé fue la de mis padres. No podía ser... todas las fotos estaban rotas, por lo demás, intacto. Las fotos de la boda, de las vacaciones, de los viajes... todas rotas. Pero... ¿dónde estaba mi madre, mi hermana o mi padre?
Seguí por mi habitación. En estos momentos agradecí que mi habitación estuviera al fondo del pasillo. Estaba intacta.
-Gracias a Dios...
Al comprobar que no había nadie, llamé a la policía.
-Emergencias 091, ¿qué sucede?
-¡Han asaltado mi casa y no hay nadie! ¡Mi familia no está!
-Tranquilicese, ya vamos para allá. Cogeremos la dirección desde su numero de teléfono.

Colgaron. Tardaron 10 minutos en llegar y yo todavía tenia el cuchillo en la mano.
-Baje eso señorita, cuénteme todo lo que ha pasado.
-Llegué, la puerta estaba abierta, inspeccioné la casa y estaba todo roto, desordenado...
Entre en un ataque de ansiedad. Se acumuló todo.
-Vale vamos a recorrer la casa, quédese aquí y no se mueva, mi compañero se quedará con usted.
El compañero era rubio y muy alto. Bastante atractivo, pero si no fuera por las tonterías que me estaba diciendo hubiera sido mi amor a primera vista.
-¿Que te ha pasado a tu pequeñaja? ¿Estas asustada? Ven aqui ay, pobre.
-Perdón, tengo quince años, no cinco. Gracias.

Mientras observaba al estupido pero hermoso policía nacional apareció en la ventana un hombre vestido de blanco y con las facciones tan marcadas que parecía un muñeco. Aparentemente era perfecto.
-¿Quién es ese hombre?
Se giró en la misma dirección que la que estaba observando.
-¿Quien? ¿Dónde?
-En la ventana.
El chico enmarcó una sonrisa en su cara. Nunca en mi vida había visto una sonrisa tan bonita.
Me levanté y decidí salir fuera a ver de quién se trataba.
-¿¡SEÑORITA?! ¡No puede salir!
Hize caso omiso y salí en busca del aparente chico perfecto. Cuando salí, había desaparecido.
-Predecible, muy predecible.
Todo lo que quiero descubrir se expira, desaparece. En ese momento una pluma, una blanca y perfecta pluma cayó del cielo haciendo un vals junto con el aire. La cogí y observé.
En mi vida había visto una pluma tan perfecta. Este momento idílico lo interrumpió una presión el pecho y un pensamiento... ¿Dónde estan mis padres, mi hermana, mi familia?
Corrí hacia dentro en busca del policía. Cuando entré estaba todo el grupo de policías reunidos en el destrozado salón.
-Siéntese señorita.
Hice caso y me senté en el sofá... o lo que quedaba de él.
-¿Cómo te llamas?
-Amelie- dije tartamudeando.
-Muy bien Amelie, hemos revisado la agenda telefónica y tu madre no coge el telefono, ni tu padre y el de tu hermana dice estar apagado. De momento, no sabemos dónde están. No se puede decir que es un secuestro pero estaremos toda la noche buscando pruebas y analizando aquí en casa asi que tienes que ir a dormir a otro lado. ¿Tienes alguna amiga que te pueda invitar a dormir a casa?
-Sí claro, llamaré a Ann.

Llamé a Ann, le conté todo y sin problemas, me dijo que fuera en ese mismo instante a su casa. Fuí a mi habitación, cogí lo imprescindible y bajé para que los policías me llevaran a casa de Ann.

Cuando llegué ya eran las diez de la noche. Se había pasado la tarde volando. Mi cuerpo estaba saliendo de aquel coche, pero mi mente estaba en otro sitio.
Salí del coche y me acerqué a la ventanilla del copiloto.
-Amelie, si necesitas cualquier cosa, solo tienes que teclear 091, ¿de acuerdo?
-Muchas gracias. Lo haré.
Cuando me di la vuelta, el chico perfecto de blanco estaba de pie en el umbral de la casa de Ann. Esbozaba una sonrisa impecable. Me acerqué a toda prisa hacia él y mi sorpresa era, que no desaparecía. Cuando por fin le tuve enfrente pude observar sus ojos verdes, su pelo perfecto y ordenado y su sonrisa que me desfiguró la cara.
-Hola Amelie-dijo él.

2 comentarios:

  1. Guau, muy interesante :o Esperaré el siguiente capítulo con ganas<3

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