domingo, 6 de julio de 2014

Capitulo 11.

Mis ojos comenzaron a inundarse de lagrimas, pero no lagrimas de tristeza, lagrimas de odio.

-¿Que quieres ? -dije mirándole a los ojos, mostrando la mayor rabia posible.

El hombre, comenzó a acercarse a mi y yo retrocedía paso a paso.

-Mejor dicho Amelie, a quién quiero. -dijo señalándome con su dedo anular.

De repente, el hombre llamó a otra persona, con pasamontañas y vestido de negro que agarró a Madelle dejando al hombre sin pasamontañas libre. Comienzó a andar hacia mi y yo me quedé quieta, indicando que no le tengo miedo. Cada vez estaba mas cerca de mi y cuando estábamos a pocos centímetros, estampó su puño contra mi cara. El impulso hizo que me cayera al suelo y mi vista se nublara. Logré obtener fuerzas para darle una patada y dos puñetazos, uno en cada mejilla. Él agarró mis muñecas con bastante fuerza y consiguió darme otro puñetazo con una de sus manos.
Apreciaba los ahogados chillos de Paul que el pañuelo impedía que su voz retumbara. Miré hacia el techo pensando que tenía todo perdido, cuando en una de las vigas del techo estaba Rick. Cuando le ví abrí los ojos como platos e intenté soltar mis manos. Él me indicó que me callara y que esperara, aunque no creía que fuera a aguantar mucho más cuando el hombre me ofreció otro puñetazo haciendo que me sangrara la nariz. El hombre se levantó y giré mi cara hacia Paul.
Vi sus lagrimas y sus movimientos intentando soltarse y asentí diciéndole que todo estaba bien. Hasta en estos momentos y atado en una silla y con un pañuelo en la boca, Paul era la persona mas hermosa del mundo. Al verle sufrir y llorar, comencé a llorar, de estas veces que no sabes cuando pararás. Giré mi cabeza al techo y veo a Rick mirando como el hombre estaba de espaldas hablando con Madelle. Observé como Rick me hacia señas, indicándome que fuera a por Paul. Asentí, exhalé la mayor cantidad de aire que pude y me levanté decidida. Fui a por el hombre que tenía amordazado a Paul y le dí un puñetazo en la garganta. Este se tambaleó y se cayó dándome tiempo a soltar las cuerdas de Paul y quitarle el pañuelo.

-Tienes fuerza, ve a por él -dije mientras señalaba al hombre- Yo ayudaré a Rick.

-¿Estas bien? -dijo frunciendo el ceño.

-Ocúpate de él, yo estoy bien -dije mientras mostraba una sonrisa falsa pero tranquilizadora.

Observé como Paul fue directo al hombre y como su espalda se ponía cada vez más tensa. El hombre se dio la vuelta y se encontró con el puño de Paul. Me giré hacia el chico que había cogido a Paul y me puse encima de él, dándole un par de puñetazos y patadas más. Cuando terminé con el, miré hacia arriba asintiendo a Rick. Me dirigí hacía el lugar donde Paul, pegaba tan fuerte al hombre como podía. Sus movimientos eran bruscos y terribles. Observé con la rabia en que lo hacía y me daba  miedo. Cómo una persona como Paul dejaba ver su lado más horroroso y salvaje, propinando puñetazos como un borracho de bar, aunque realmente ese hombre se lo merecía. El hombre que tenía a Madelle intervino a la pelea, tal y como queríamos que ocurriera. Fui con Madelle para quitarle las cuerdas y por fin Rick bajó de un salto y se acercó al chico que tenía Madelle y le propinó otro puñetazo mientras cuidadosamente me dirigí al hombre.

-Ya Paul, para, lo hemos conseguido -dije mirándole de forma relajada y casi susurrando.

Paul seguía pegando a ese hombre mientras él se defendía como podía.

-Paul, ¡ya! -chillé de tal forma que retumbó en toda la sala y Paul paró.

Tiré del collar y lo guardé en mi bolsillo. Alcé la vista y vi al chico que pegué en el suelo, el hombre que tenía mi collar tumbado junto al otro chico y nosotros tres de pie alrededor de ellos.

-¿Quién eres? -dije mientras observaba las lagrimas del hombre y su respiración entrecortada luchando por que su corazón siguiera latiendo.

De repente Paul dio un paso y puso su pie en la cara del hombre.

-Es Kodal. El jefe de los oscuros aquí arriba. -dijo Paul todavía con el pie en la cara del hombre.

-¿Qué hacemos con él? -dije mirando a todos.

-Encerrarle, a los demás, matadlos. -dijo Madelle con tono de seguridad.

-Yo le llevaré a las mazmorras -dijo Rick cogiendo de la pierna a Kodal.

Me dirigí al uno de los chicos y cogí uno de los puñales que llevaba en su bolsillo. El chico aún se movía y con dificultad intentó detenerme, pero en esos instantes era más fuerte que él. Cogí el puñal y respiré hondo mentalizándome que casi mata a Paul y que no se merece vivir. Entonces noto la mano de Paul en mi cadera y un suspiro de valentía me hizo clavarle el puñal, acabando con sus últimos segundos de vida.
Me giré hacia Paul, tiré el puñal, me fundí entre sus brazos y me perdí en su olor a sudor, sangre y su aroma corporal. Comencé a llorar.

-Tranquila, del otro ya me he ocupado yo -susurró en mi oído.

Nos giramos al oír a Madelle toser y nos acercamos a ella.

-Madelle, ¿cómo te encuentras? -dije limpiando la sangre que tenía en su frente con mi camiseta.

-Sólo necesito descansar -dijo entre suspiros.

-Yo la acompañaré -dijo Rick apareciendo por la puerta limpiándose las manos y sonriendo.

Madelle asintió y observé como poco a poco a paso lento Rick y Madelle dejaban el salón y cerraban la puerta.
Miré a Paul y esté metió la mano en mi bolsillo para sacar el collar. Me di la vuelta y noté como sus dedos pasaban alrededor de mi cuello erizándome el bello y se me escapó una risa tonta. Me puso el collar y me giré hacia el.

-¿Qué tal si vamos a la habitación a ducharnos? Además, necesitamos descansar -dije mientras me limpiaba la sangre mi nariz.

-Claro, tienes un aspecto horrible -dijo mientras me limpiaba él la sangre de mi nariz y frente.

-¡Oye! Al menos podrías fingir -dije sonriendo. Al fin sonreía, y gracias a él.

De repente, su mano rozó mi mejilla y sus labios se posaron en mi frente.

-Sabes, que estas preciosa hasta con sangre en la nariz.

Cada palabra, cada gesto, me hacía sonreír y olvidar por un momento lo que había pasado. Paul cogió mi mano y me dirigió hacia nuestra habitación.
En cuanto llegué, cogí una toalla y ropa limpia y me metí en la ducha. Cuando terminé, salí y allí estaba Paul para ocupar mi puesto en la ducha.

-Esto es lo malo de una sola ducha Amelie -dijo mientras cogía una toalla.

-La próxima vez, dejo que te duches conmigo -dije riendo mientras doblaba la toalla.

-Veo que has recuperado tu sentido del humor.-dijo mientras se metía en el baño.

Comencé a reír, era una broma pero, ¿qué broma nunca tiene parte de verdad?
Pasé los diez minutos en los que Paul estaba en la ducha, ojeando libros de fábulas de la estantería.

-Está anocheciendo -dijo Paul mientras salía del baño.

-Qué rápido se ha pasado el día, ¿no crees? He matado a una persona, mirándola a los ojos, y tal vez no me arrepienta. Otro hombre, quería raptarme y llevarme con él, y, ¿sabes lo peor de todo? Que casi te matan por mi culpa, si hubiera ocurrido, yo no podría... -dije entre sollozos dejando el libro y andando de un lado para otro.

De repente Paul se acercó a mi y sostuvo mi cara entre sus manos.

-¿Pero sabes que? Que estoy aquí, vivo y todo gracias a ti. Has sabido ser fuerte y luchar por ti y por todos nosotros. ¿Y sabes lo mejor de todo? Que puedo hacer esto.

De repente, los labios de Paul se rozaron con los míos y nos fundimos en un deseado beso. Agarré su cuello y volví a besarle, una y otra vez. Me pegaba a él deseando que los escasos centímetros que nos separaban desapareciesen. Paso a paso, nos tumbamos en la cama. El acariciaba mi cuerpo con sus manos mientras nos besábamos y reíamos. Fundía mis manos en su pelo y sus besos cada vez tenían más pasión. Lo hacía con ternura y deseo a la vez y yo solo quería mirarle a los ojos, besarle cada centímetro de su cuerpo y abrazarle. Anocheció y amaneció y yo seguía enganchada a los labios de Paul.

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