miércoles, 9 de julio de 2014

Capitulo 12.

Los sueños son un reflejo de nuestro yo mas interno. Dicen que en cuanto cerramos los ojos, comenzamos a soñar y sólo recordamos una pequeña parte de ellos. Si alguien puede manipular nuestros sueños, es que ejerce un poder sobre nosotros, un poder fuerte.

Abrí los ojos, observé a mi alrededor. Estaba en medio de un terreno árido y caluroso. Las gotas de sudor caían sobre mi frente y un ardor deseoso de agua corría por mi garganta. Me levanté y me sentía cansada, como si hubiera estado andando todo el día. Conseguí erguirme y caminar lentamente mirando a mi alrededor.

-¿Donde estoy? -susurré.

Por lo que mi vista alcanzó, estaba sola. Ni una sola planta, ni persona, ni animal. Sola. Comencé a caminar mirando a mi alrededor, fatigada por los potentes rayos de sol que caían. Miraba al horizonte y lo único que veía era una larga línea infinita de arena,

-Esto es un sueño, despiértate -dije concienciándome de que lo que estaba sucediendo sólo era un sueño.

De repente una sombra negra apareció a pocos metros delante mía. Examiné su forma y era la de un hombre musculado y aparentemente mayor.

-Amelie -chilló con una voz que conocía.

-¿Papá?

Corrí hacia él, aliviada de que mi padre se encontraba en perfectas condiciones. Llegué hasta él y le di un abrazo lo más fuerte que pude. Realmente olía a su perfume, ese perfume que sólo se echaba los domingos cuando iba a por el periódico y nos traía dulces recién hechos. Su corazón latía muy deprisa. Me aparté para mirarle y vi como su cara había cambiado por completo, esa cara no era la de mi padre, ese hombre no era mi padre. Me aparté aún más y le lancé una mirada desafiante.

-¿Quien eres? Eras mi padre y de repente...-dije muy aturdida.

El hombre comenzó a reírse de forma terrorífica, con carcajadas sonoras y graves. Tenía el pelo negro como el carbón, los ojos marrones y su pelo dibujaba ondas perfectas. La camiseta gris que llevaba marcaba cada uno de sus músculos. Ese chico se convirtió en un instante de mi padre a un chico de veinte años.

-¿Quien eres? -repetí insistente lanzando una mirada aún mas desafiante.

Seguía sin contestar. Se limitaba a mirarme con una sonrisa ladina y los ojos bien abiertos. Me acerqué a él y le di un empujón, el cual no surgió ningún efecto en él. De repente una mano tocó mi hombre. Al girarme, el mismo chico se encontraba detrás mía, con una sonrisa mas amplia todavía. Dos chicos iguales me miraban con cara de asesinos en serie y confirmé que lo que estaba sucediendo era un sueño. Mas que un sueño, una pesadilla ya que mis pulsaciones comenzaron a acelerarse y me aparté de ellos caminando lo más rápido que pude. Alcé mis vista hacia detrás y habían desaparecido. De repente, no dos si no cinco personas con el mismo físico del anterior se situaban delante mía, sonrientes y asombrosamente iguales.

-¿Que queréis?- dije chillando.

Uno de ellos se acercó con una botella de agua en la mano. Observé la botella y como el agua se movía de un lado para otro mientras el chico caminaba irregularmente. Volví a mirar al chico.

-¿Tienes sed? ¿Notas esa punzante agonía y esa necesidad de una gota de agua? Toma esta botella, si la tomas y sacias tu sed, tendrás que huir del castillo y unirte a nosotros, los oscuros, si no la tomas, mataré a tus seres queridos.

Tragué la poca saliva que me quedaba y comencé a pensar. Estaba claro que no iba a unirme a ellos, son el enemigo, pero lo que menos quería en este mundo es que mi familia o Paul salieran heridos, o muertos... Observé la botella y luego pensé que era un sueño, las mínimas posibilidades de que eso fuera real me convencieron.

-No pienso beber, no lo haré -dije decidida cruzándome de brazos.

-Muy bien Amelie, es tu decisión.

De repente el chico que estaba delante mía miró hacia atrás y yo lo hice con él. Uno de los chicos, tenía atada a mi hermana amenazándola con un cuchillo. Corrí a por ella, con la sorpresa de que no me podía mover, mis pies no reaccionaban y no podía moverme. Veía como mi hermana lloraba y chillaba mi nombre y yo no podía moverme. Cerré los ojos y los chillidos cesaron. Abrí los ojos y mi hermana estaba en el suelo, muerta, con una herida en forma de círculo en su muslo.


-¡Eh! Amelie... tranquila.

La mano suave de Paul me despertó. Abrí los ojos, con el corazón acelerado y la respiración entrecortada.

-Ha sido un mal sueño -dije aún con el ceño fruncido.

Paul se tumbó y yo me tumbé con él, apoyándome en su pecho intentando relajarme. Me acariciaba el pelo mientras miraba hacia el techo y yo escuchaba el tranquilo latido de su corazón y comencé a relajarme.

-Estaba en una especie de desierto, no había nadie, hacía mucho calor y tenía una sed inaguantable. De repente un chico moreno y con ojos marrones se paró, luego dos iguales que él y luego cinco. Me ofrecieron agua a cambio de que me uniera a ellos, lo rechacé y mataron a mi hermana -dije entre sollozos.

Paul besó mi frente tranquilizándome.

-Es solo un sueño, pero, ¿ese hombre, era joven?-dijo Paul con un tono de interés.

-Sí, aparentaba veinte años al menos.

Me levanté y observé su cara de preocupación.

-¿Qué pasa Paul?

-Solo que tal y como me lo describes, creo que se quién es. Es de los oscuros, pero no es cualquier persona, es el hijo del rey de los oscuros Amelie. ¿Nunca habías visto a ese chico como para recordarle?

-No, nunca le vi -dije negando con la cabeza.

Paul se sentó en la cama y peinó su pelo con cara de preocupación. Suspiró y me miro con ternura.

-Es sólo un sueño, no te preocupes, ¿vale? -dijo acariciándome la cara.

-Vale, además, quiero ir a ver a mis padres.

-Claro, me encargué de decirles donde ibas a estar, pero te echarán de menos. -dijo sonriendo.

-Tengo que coger varias cosas.

Paul no respondió, cogió mi cara y me besó. Ese beso hizo que la pesadilla pasase a segundo plano. Nos volvimos a tumbar besándonos.

-Esta ha sido una noche genial Paul -dije sonriendo en sus labios.

-Tú eres genial -dijo besándome.

-Será mejor que me levante y me vista porque como siga así, no lo haré hasta que anochezca -dije sonriendo mientras me levantaba.

Paul me cogió del brazo y me volvió a tumbar.

-Sólo cinco minutos más -dijo besándome.

Tras una hora, salí de la cama y nos arreglamos para poder ir a ver a mis padres. Cuando estuve lista, salimos por la puerta hacia el exterior del castillo. Nos encontramos a Rick y nos informó de que Madelle estaba en perfectas condiciones y le agradecimos todo lo que hizo por nosotros. Salimos del castillo y una rosa blanca estaba junto a la silla en la que el elfo solía subirse.

-Cuando entraron, le mataron. -dije mirando a Paul un poco triste.

El asintió en silencio.

-Luego le traeremos una flor. -dijo echándole el último vistazo a la silla y comenzó a andar.

Le seguí y andamos durante media hora hasta llegar a la puerta. La pasamos y cruzamos el bosque hasta llegar a la calle donde estaba mi casa. Me encontré a unos cuantos vecinos preguntándome el por qué me había ausentado del barrio algunos días. Me limitaba a decir lo mismo a todos: ''Estuve de viaje con mi clase''. Cuando llegamos al umbral de mi casa, inspiré hondo y tomé la mano de Paul. Toqué dos veces el timbre.

-¡Amelie! -dijo mi madre, mientras abría la puerta y se abalanzaba sobre mi.

-Mama, ¿cómo estas? -dije mientras pasaba a casa.

-Hola Paul. Bien cariño, ¿y tú como estas? ¿Te ha pasado algo? -dijo mirándome de arriba abajo buscando cualquier rasguño.

-Oh no mamá, todo está muy tranquilo -dije mientras me inventaba cualquier respuesta que no fuera la verdadera.

-Se que ha sido todo de golpe Amelie pero...

-Ese sitio es precioso mamá, no te preocupes, todo va genial. -dije mientras miraba a Paul mostrando una sonrisa falsa.

-Oh ya entiendo -dijo mi madre mientras nos miraba y comenzó a reír.

-¿Y Claire y papá?

-Aquí -dijeron al unisono.

Corrí a abrazarles sonriendo. Me separé y les miré aliviada.

-Me alegro de que estéis bien -sonreí mientras suspiro.

-Bueno, yo tengo que hacer unas cuantas cosas, luego vendré a buscarte -dijo Paul mirándome.

-Oh claro. Adios Paul -dije mientras me acercaba y le daba un beso en la mejilla.

Salió de casa y los comentarios sobre si estaba con él o no empezaron a caer sobre mi. A todos respondía asintiendo y feliz, bueno, menos al comentario de si había tenido relaciones sexuales, a ese, dije que no.

-Tengo que contarte algo hermana -dijo Claire mientras me cogía de la mano y me subía por las escaleras.

Subí hasta su habitación desordenada y me senté en su silla de estudio. Comencé a mirar la mesa y vi que en su cuaderno de matemáticas tenía círculos dibujados. En mi sueño aparecían círculos.

-¿Qué es esto ? -dije señalando su cuaderno.

-Oh si, claro, si hoy hubieras venido a clase lo sabrías. -dijo sonriendo.

-Tenía cosas que hacer Claire, mañana si podré ir -dije suspirando.

-Pues, hay un alumno nuevo, y es mi compañero mira -dijo sacando su móvil del bolsillo y buscando algo.

-Nos hicimos una foto, es el de la derecha. Se reía con mis gracias y me escribió esos dibujos en el cuaderno. Es adorable. -dijo mi hermana mientras me tendía el móvil sonriendo.

Cogí el móvil temblorosa y observé que el chico de mi sueño, el chico que mató a mi hermana dentro de mi mente era el nuevo alumno del instituto, que precisamente se sentaba con mi hermana dibujándole los mismos círculos que vi en su muslo cuando cayó al suelo muerta.

-Claire, ese chico... No. He tenido un sueño sobre él, él, es de los otros Claire, es oscuro y he soñado con estos círculos, y él te mataba Claire. No quiero que te acerques a él. -dije casi sin oxígeno en mis pulmones.

-¿Cómo? No puede ser, él es amable. Amel, no, él me gusta, ¿vale? Es guapo y simpático y él no es oscuro.

Hice caso omiso a sus comentarios y saqué mi móvil para llamar a Paul. Tras cuatro pitidos, su dulce y masculina voz contestó.

-¿Que pasa Amelie?

-Ven, tengo un problema.

1 comentario:

  1. ¡Hola! :) Soy de Fiebre Lectora :)
    Pues... lo he leído y madre mía *-* ¡Qué tensión se respira!
    Un beso :)

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